miércoles, 17 de diciembre de 2008

Symphony of Everything (2da Parte)

¿Por qué hacer lo que sea? —Me pregunté mientras que miraba el cielo gris— ¿Solo porque si? ¡Imposible! —Gritaba una y otra vez— ¿Siempre hay una razón, no? ¿La hay?.
Los puntos muertos, el peor enemigo del viajero. Algunos pueden durar hasta que ya no recuerdas porque comenzaron. Descifrar el estancamiento es clave, el cansancio y la repetición hacen que las cosas que antes considerabas abominables ahora sean parte de tu rutina. El desgaste pasivo, por deficiencia, no por exceso. Pocas cosas hay tan peligrosas. La incertidumbre te toma como rehén, tu mente jamás descansa. Trabaja por nada, trabaja por unas pocas migas de autosuperación falsas. Así, el tiempo pasa. Es irritante pero no es inútil, es la herramienta, la palanca y la bisagra de las epifanías. Solo falta un empujón. Todos nacemos para este momento. El mió llego de la mano de un hombre viejo y cansado.
Vino a mi en un cambio en la marea, pidiendo por una mano amigable. Quería llegar hasta lo que parecía ser una isla. Le dije que si se establecía en ella, la comodidad destruiría el poca fuerza que le quedaba, pero me respondió que ya era muy mayor y que apenas podía mantenerse a flote. ¿Qué tenia que hacer? Había muchas posibilidades, no quería llevarlo, no me parecía justo. Un hombre que había dado tanto, no merecía un final así. Olvidado en un remoto pedazo de estabilidad de bajísima calidad. Me negué a su pedido. El anciano insistió, decía que sus piernas ya no podrían seguir manteniéndolo. Una vez mas, dije que no. Dije que no seria capaz, que de acceder estaría haciendo algo peor que dejarlo. Estaría negándolo, todo lo que fue, lo que hizo, todo por lo que lucho. Le dije que este final era su penitencia y su premio. Le dije que de esta forma su nombre no se perdería. Le dije que podía terminar su búsqueda con un cierto grado de éxito, con un cierto grado de derrota, sin orgullo ni victorias inmaduras. Como debía de ser.
Sus piernas dejaron de moverse, ya no había nada mas que agregar. El sonido más hermoso, el silencio cuando no hay nada que haga falta ser dicho. Finalmente el se hundió. “No hay nada que agradecer, no te debo nada. Me alegra que hayas hecho lo que creías correcto”, fue lo ultimo antes de que desapareciera.
Así fue como di mi anteúltimo paso, del anteúltimo sendero de mi vida. Ahora tenia el impulso que necesitaba, el mecanismo de la revelación estaba completo. Deje el contexto atrás y me libere de él, logre algo en el mar de la nada. ¿Había una razón? Claro que si la había, siempre la hay. Seguí el mas básico de todos mandatos que nos diferencian de las bestias, hacer lo que creemos como verdad, hacer lo que creemos como correcto. Por su valor en si mismo, o mejor dicho por su valor con respecto a mi mismo. La subjetividad que esperamos que nos conduzca a la objetividad. El pasillo recto y zigzagueante, que a veces se cruza con otros, que a veces corre paralelo a otros, pero que nunca se comparte. Podía hacerlo aquí mejor que en cualquier otro lado porque nada es mas relevante que en donde todo es irrelevante, nada tiene mas sentido que en donde nada lo tiene. Porque si nada va a cambiar, entonces lo que hagamos, en si mismo, es lo que único que cuenta. Es un acertijo con tal grado de obviedad que es casi imposible de resolver.
— ¡Es una paradoja! —Exclamé
— ¿Si? —Contestó una familiar voz desde atrás de mi hombro— Una vez mas, la niña estaba junto a mi
— ¿Qué haces aquí? —Pregunté asustado
— Qué pregunta entupida —Respondió— Estoy aquí porque me llamaste ¿No era ese el acuerdo?
— Claro. Solo que no pensé que iba a ser así
— ¿Y como pensaste que seria? Creo que me explique bien la ultima vez. Como sea, esta bien. No me sorprende, tu gente siempre tiene problemas para escuchar —Dijo resignada— Por otra parte, te agradecería que no antes gritando mi nombre por ahí. No es que tenga miedo de que los demás lo descubran, simplemente tengo oídos muy sensibles.
— Lo siento
— Esta bien. No fue la primera vez, ni será la ultima. Es normal en ustedes. De vez en cuando alguno cosecha una pequeña porción de sabiduría y de repente cree que a todos los demás nos interesa saber de su descubrimiento, les gusta anunciarlo a los gritos y con toda la grandilocuencia que logran articular. Como si nunca hubieran estado frente a ella todo el tiempo en primer lugar. Se llama “Iluminación Prematura”.
— ¿Es hora de irnos? —Le pregunté
— Nunca te fuiste. Sígueme.
Se sumergió rápidamente y desapareció por un segundo de mi vista. Fui con ella, como pidió. Respire profundamente antes de la inmersión, o tal vez no lo hice. Tal vez nunca lo necesité.
Tome un listón de su vestido y deje que me guiara, esta vez fue diferente ¿Mejor o peor? Supongo que después de tanto, cualquier cambio era bueno. La seguridad es progresiva, aumenta a medida que nos acercamos a la meta. Por supuesto que aferrarse a un porcentaje como infalible, puede hacernos perderlo todo. Que suerte que recordé no hacerlo. No debería repetir la palabra suerte, ahora que lo pienso, auque supongo que si no me catapulte de nuevo a la superficie por haberlo hecho será porque esta profundidad ya no ni siquiera debe de existir. Las mentes con forma de cuerpos de los que no lo lograron a mi alrededor, se ahogan y vuelven otra vez hacia arriba, cada vez hay menos. Muchos caminos incorrectos se acercan a la estela del que no lo es, lo que determina que tanto avanzan hasta llegar a un común callejón sin salida. Llegue hasta al fondo, nunca lo hubiera logrado sin mi eficiente y un poco antipática guía, a quien nunca solté. Sin el instrumento creado justo para cumplir con esta tarea.
— Sabia que tarde o temprano llegarías — Anuncio una suave voz
Desperté, había perdido el sentido al parecer, me encontraba bajo el árbol otra vez. El mar quedo atrás, ya lo había superado el océano, mas allá de sus fronteras, mas allá de su caos. El sol brillaba, nunca fue tan brillante. Nada se oía. Frente a mi, una figura femenina. De cabello blanco como el vestido que usaba, sostenía un espejo en sus manos. Se parecía mucho a Paradoja, tanto en físico como en expresión, solo que era una mujer y no una niña.
— ¿Por qué me desmayé? — Pregunté
— Suele pasar —Dijo— Es el efecto de la culminación, no es algo repentino.
— Lo se —Contesté— Es el resultado de un proceso.
— Claro que lo sabes. Por eso estas aquí. De nuevo donde empezaste auque todo es diferente.
— ¿Qué paso con…
— ¿Paradoja? Esta allí —Señaló
Puede verla, sentada detrás de unas piedras . Se observaba atenta a si misma reflejada en el agua mientras que permanecía quieta.
— Esta cansada, tiene que recuperarse antes de volver a su trabajo. Veras —Me explico— solo puede traer a uno cada vez y solo tiene energía para el viaje de ida. Ni más, ni menos. No nos gusta desperdiciar.
— A mi tampoco —Contesté— ¿Si estoy de nuevo aquí? ¿Dónde estas mis hermanos?
— Donde los dejaste. Siempre están en el mismo lugar.
Dirigí mis vista a donde apuntaba con su dedo. Todo era diferente pero nada en comparación a ellos. Deformes e histéricos, caminando en direcciones al azar, gruñían y se insultaban entre si. En sus caras muecas horrorosas que simulaban risas.
— ¿No los reconoces? Bien —Dijo mientras caminaba hacia ellos— Puedo presentártelos
— ¿Estas segura de que son los mismos?
— Claro que si —Contestó mientras tomó a Sabio por los hombros— Este es Ingenuo. Buscando más de lo que comprende, siempre desproporcionado. Queriendo correr antes de saber caminar, enojado. Menospreciando al resto para que sus fallas parezcan menos obvias, su desorden lo confunde. Frustrado, con la esperanza de que alguien lo refute, se sospecha así mismo genial porque sabe que no lo es. Tal vez tenga buena intención pero falla en la implementación.
Te presento —Dijo moviéndose unos pasos a la derecha y colocándose detrás de Artista— a Cobarde. Cree que es libre, cree que es diferente, cree que es una anomalía, cree que es especial. Los demás son aburridos para ella, “estrechos de mente” como les dice, irónico porque no hay nadie mejor para esa descripción que ella misma. Cree ser bella pero es pretenciosa y superficial, dos enfermedades muy contagiosas. Cree para esconderse, nunca hace para creer.
Por último y definitivamente el menos importante —Agregó, parándose junto a Mediocre— Bien, no se en realidad —Pensó por un segundo— No tiene nombre, no tiene nada. Sus manos siempre están llenas, llenas de irrelevancia. Su corazón y su cabeza están vacíos. Es afectado, todo lo que hace es innecesario, todo lo que hace es accesorio. Confunde éxito con grandeza, se conforma con un par de parientes que lloran en su tumba de vez en cuando. Condenado a alimentarse de sus propios desechos, se jacta de lo mínimo como si fuera un trofeo. Tiene baja tolerancia a todo, en especial a mi. Recolecta nueces para el invierno y cría hijos para convertirlos en copias de si mismo, solo que con diferente envoltura.
— Es cierto, son ellos —Dije— Siempre fueron iguales.
— Ya lo sabes. Dime entonces: "¿Por qué son felices?"
— Son felices porque estan ciegos —Respondí— Son felices porque son incompletos
— Así es —Confirmó mi respuesta al mismo tiempo que asintió con la cabeza.
— ¿Qué pasará conmigo ahora? —Pregunté
— Caminaras —Dijo la Dama de Blanco
— Empezar un nuevo viaje, ¿Verdad?
— Primero necesitas esto —Extendió su mano y me entrego su espejo— Conciencia, tu recompensa por lo recorrido y por lo que te guiará partir de hoy. Ahora es tuya, ya no la necesito. Tu éxito determina no solo que te corresponde tenerla sino que yo, a partir de ahora, estoy por encima de ella. Por eso me iré y por eso soy tu último y más supremo objetivo. Te obligará a que me busques, te quemará, te causara dolor como nunca antes sentiste, te consumirá por dentro, te impulsara a seguir adelante y te dará fuerz. A medida que te acerques a mi, se hará mas grande y potenciará su efecto. No importa cuanto te tome, seguirás avanzado. Me encontraras, vendrás hasta mi. Soy La Verdad, ningún placebo se compara a mi. El estado mas allá de la rueda y el ciclo. El estado donde ya no hay miedo, ni duda. Llegaras hasta mi y cuando por fin llegues a tocarme, la conciencia te devorará por completo y morirás.
— Todo es como debe ser entonces —Conteste conforme.
— Puede ser diferente, puedes evitarlo si quieres. Solo tienes que pedírmelo, niega lo que te he dado y no tendrás que pasar por esto.
— Sabes que no lo haré.
— Y tu sabes que no puedo dejar de darte la posibilidad de decidir.
— Antes de que te vayas —La detuve.
— ¿Si?
— ¿Qué pasará con mis hermanos? No quiero dejarlos.
— Tal vez no quieras dejarlos, pero no podrás estar con ellos por mucho tiempo más. Sus voces te resultaran irritantes, sus actitudes triviales y tontas, su mera presencia te hará sentir incomodo. Ya no tienes nada en común con ellos.
Terminó su oración y se marchó. Comprobé sus palabras tiempo después. Efectivamente, ya no tenia más nada que hacer aqui. Apenas si era soportable, de hecho. "¿Por qué te vas?" Pregunto mi hermana cuando me vio alejándome. Antes de irme, respondí su pregunta. Pense que al menos le debía eso.


FIN